lunes, 29 de junio de 2009

Historia de Mujer y Aguinaldo

Hay una mujer que vive en Ituzaingó, mi barrio. Muchos la deben haber visto, caminando por la estación, o acostada en su colchón de cartones. No tiene nombre, así que acá la llamo "Mujer". Tiene un perro.. que tampoco tiene nombre; decidí llamarlo "Aguinaldo". Él y Mujer siempre van juntos, ya sea caminando o descansando. Mujer, no tiene buen aspecto: anda en trapos donados o tirados, según su suerte. Zapatillas desgastadas, el pelo enmarañado, la cara arrugada y oscura, y las uñas sucias. Tiene una bufandita azul, para los días de frío. Está sola, pero habla con Aguinaldo, quien sólo le responde cuando ella fuma un porro. Si siente ganas de estar sola, o de que no le hablen, no fuma. No fuma, porque así Aguinaldo se dedica a ser perro. Cada vez que fuma, Aguinaldo se pone a hablar. No para, y se queja porque no tiene comida, o porque Mujer ya no le acaricia el lomo. Recuerda en voz alta épocas felices, en las que solían acariciarse el uno al otro. Y le demanda más cariño a Mujer, a los gritos a veces. Entonces es cuando ella deja de fumar. No está para que le hagan reclamos, porque ella tiene mucho que reclamar.
Una vez, encontró unas llaves en el suelo. Eran 5 ó 6, no las supo contar. Las guardó durante meses, como un tesoro. Y al cabo de incontables porros, las tiró. Al fin y al cabo, no tenía puertas que abrir. No tenía un lugar seguro para ellas, y no podía mantener tres cosas.
Hace poco, descubrió un espacio en la estación que le sirve de refugio. Solía vivir en el túnel del tren, pero había mucho ruido y mucha gente. Este nuevo lugar, era muy accesible, y a la vez, estaba aislado. Era un pequeño cuadrado en el que una escalera jugaba el rol de techo. Estaba al aire libre en una de sus paredes. Allí colocó sus cartones, y allí fuma cuando tiene algo que contarle a Aguinaldo.
Él, algunas veces se pregunta por qué la sigue, por qué no la puede dejar. De cualquier manera, ella no lo quiere escuchar, no lo quiere acariciar, ni siquiera le da comida. Y sin embargo, siempre a su lado.

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